LA VANGUARDIA

11 septiembre 2022

 

Las compañías aseguradoras entran en el negocio de la medicina estética

Rosa Salvador

 

Las firmas replican su estrategia del seguro dental para ampliar su base de clientes

 

Las compañías aseguradoras han empezado a entrar en el sector de la medicina estética replicando el modelo de negocio que han aplicado ya con éxito en el sector dental: el pago por uso a precios baremados. Compañías como Sanitas, el grupo Catalana Occidente o Atlántida han lanzado pólizas que con un precio reducido dan acceso a una amplia cartera de tratamientos, desde recuperación capilar, a cirugías, fisioterapia, depilación, dietistas o tratamientos dermatológicos contra el acné o las arrugas.

 

Antoni Giralt, director general de la aseguradora Atlántida, que lanzó este servicio después de la pandemia, explicó que permite a la compañía diferenciarse en el mercado, fidelizar clientes y captar otros nuevos. “Decidimos crear incluso una clínica estética porque vimos que especialistas nuestros, como los dermatólogos, derivaban a los pacientes a centros externos porque los tratamientos que necesitaban no estaban cubiertos por nuestra póliza de salud”.

 

Catalana Occidente, por su parte, así como sus participadas Plus Ultra y Seguros Bilbao, comercializan desde el 2021 Salud Bienestar, un producto que incluye también cobertura dental y oftalmológica, entre otras. Según Daniel Ciprés , director de salud del grupo, “lo contratan sobre todo personas de mediana edad, que suelen ir a la sanidad pública, pero que necesitan complementar esa cobertura con servicios que no incluyen los centros públicos y disfrutar de la sanidad privada a través del sistema de pago por uso”.

 

España es el quinto país en que se realizan más intervenciones de cirugía plástica: unas 450.000 en el 2021

Aseguradoras como Sanitas o Atlántida, que tienen sus propias clínicas, ofrecen los tratamientos también a no asegurados. En Atlántida, explica Giralt, ofrecen “un precio cerrado a los tratamientos, más barato que el que se puede encontrar en la mayoría de médicos y hacemos un descuento adicional a nuestros asegurados, a los que además ofrecemos primeras visitas y algunos tratamientos gratis. Quienes no son clientes acaban asegurándose, porque les sale más a cuenta”.

 

Según las sociedades médicas, España es el quinto país del mundo con más intervenciones de cirugía plástica: cerca de 450.000 en el 2021. El doctor Víctor García, presidente de la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética, explica que alguna de las prácticas que promocionan las aseguradoras en sus pólizas como reclamo, como las primeras visitas gratis, ya las están aplicando muchas clínicas privadas. García alerta del impacto que la irrupción de las aseguradoras puede tener en los profesionales pero también en la calidad del servicio que reciben los pacientes. “Hay tratamientos que no son fáciles de baremar. En un tratamiento antiarrugas, ¿cuántas se tratan? ¿Y qué sustancia y en qué cantidad se inyecta? Porque eso, que habría de decidir el facultativo, es clave en el coste pero también en el resultado del tratamiento”. A su juicio, para una aseguradora estos tratamientos “no son fáciles de baremar y es difícil cubrir bien el riesgo”, mientras que para el paciente los resultados pueden quedar lejos de sus expectativas.

 

Los seguros que hay en el mercado, con una prima que ronda los 10 euros al mes, no incluyen carencias, ni listas de espera y no excluyen patologías preexistentes, porque es el usuario quien paga el grueso de los servicios que utiliza.

 

Las compañías lanzan seguros baremados, con primas muy bajas, en las que el usuario paga por acto médico

Las aseguradoras, recuerda Giralt, ya tienen en todos los casos un cuadro médico y clínicas concertadas capaces de prestar estos servicios, puesto que cubren sin coste para el asegurado, intervenciones de cirugía estética reparadora y reconstructiva, es decir, cuando son consecuencia de accidentes o de enfermedades que cubren sus pólizas. Por ejemplo, los tratamientos para eliminar las cicatrices derivadas de quemaduras en un accidente de tráfico o de tratamientos oncológicos.

 

En algunas situaciones no es claro si un tratamiento plástico es reparador o tiene un fin puramente estético. Por ejemplo, cuando la alteración que requiere cirugía causa problemas emocionales o psicológicos, en lugar de problemas funcionales. En estos casos, sin embargo, muchas compañías optan por ofrecer terapia psicológica al paciente para que acepte su imagen.

 

Tsunami para un sector atomizado

La llegada de las aseguradoras puede desencadenar un tsunami en un sector, el de las clínicas de medicina y cirugía estética, muy atomizado. “Puede producir una destrucción de tejido empresarial como la que se ha vivido en el sector dental”, reconoce el doctor Víctor García, presidente de la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética, en el que la práctica independiente ha sido sustituida por cadenas de franquicias. Ante una posible crisis económica, “muchos médicos pueden aceptar trabajar para estas firmas y su sistema de baremo”, reconoce García.


Los ingresos de las clínicas de cirugía estética se recuperaron el año pasado, con un crecimiento cercano al 16%, según los datos del Observatorio Sectorial DBK Informa, tras haber caído el año anterior un 19% por el impacto de la covid, que las obligó a cerrar varios meses y limitó su aforo, además de reducir la renta disponible de muchos de sus potenciales clientes. El sector de la estética, señala DBK, es el más atomizado de entre los de servicios médicos especializados: los cinco grandes grupos hospitalarios del país concentran el 48% de la facturación –de unos 150 millones de euros–, frente al 72% en el sector dental.